viernes, 6 de junio de 2014

Propósitos del Día de reposo | Peter Masters

El nuevo día del Señor* ya no contenía los deberes adicionales ni los ritos simbólicos de adoración dados a Moisés; pero sí preservó la esencia vital del cuarto mandamiento, el cual incluía las siguientes razones y propósitos:

(1) Es un decreto de la creación que Dios reservara un día de entre siete, y también es uno de los diez mandamientos, los cuales son parte de la ley moral permanente, y fueron escritos por el dedo de Dios.

(2) Por tanto, siempre debe haber un día de conmemoración de la creación.

(3) La existencia de un día de adoración e instrucción debe continuar.

(4) Se debe continuar con un día que recuerde y proclame la redención, ahora en Cristo. La proclamación es un elemento particular del día, pues Cristo mostró y explicó las obras de Dios en los días de reposo, y entonces nosotros debemos hacer lo mismo mediante la evangelización de adultos y niños¹. Una de las razones por las que las iglesias encuentran tan difícil reiniciar escuelas dominicales para los jóvenes es debido a que la comodidad y el entretenimiento han invadido los domingos de muchos creyentes.

(5) Se debe continuar con la existencia de un día de descanso para todos los trabajadores, para que ellos también se beneficien de los propósitos anteriores. Esto previene que los cristianos usen innecesariamente las industrias comerciales el día domingo, ya sea tiendas, restaurantes, estaciones de servicio o centros de diversión (Deuteronomio 5:14 : “para que descanse tu siervo y tu sierva como tú”).

Se deben añadir otros dos propósitos que son de gran importancia
a nuestra lista:

(6) Al igual que el día de reposo judío, guardar el día del Señor es un testimonio para el mundo.

(7) También es una práctica que moldea y santifica, pues ordena las prioridades del pueblo de Dios.



Un testimonio y una ordenanza que nos moldea

Uno de los efectos del día de reposo judío era su testimonio al mundo pagano. Nos podemos imaginar cómo reaccionaban las naciones alrededor de Israel al verles guardar el día de reposo. En una época en la que la mayoría de la gente era granjera, ellos conocían las dificultades de organizar rutinas para que todo trabajo se pudiera paralizar un día cada semana. Sin duda se preguntaban a sí mismos: “¿Cómo pueden lograrlo estos judíos?”. Esas naciones paganas veían a toda una cultura organizada alrededor de un día de entre siete, para adorar al único Dios verdadero, y esto era un testimonio poderoso.

Es lo mismo para nosotros hoy en día en esta época donde la sociedad en general no tiene día de reposo bíblico. Quizás la gente de hoy en día se pregunte: “¿Quiénes son estos cristianos que se abstienen de trabajar y de entretenimiento los domingos para adorar a Dios? Vemos las iglesias abiertas, y a estas personas conmemorando a su Creador y adorándole todos juntos”. No puede dejar de recalcarse la importancia de tal testimonio en familias, colegas y en la sociedad en general. Dios ha creado el día del Señor parcialmente con este mismo propósito, es decir, que la realidad de nuestra fe pueda ser evidente a todos.

El día del Señor también influye profundamente en la santificación personal del creyente, y esto es un hecho que no debería ser pasado por alto. Un día cada semana debemos ordenar cuidadosamente nuestras prioridades para honrar al Señor, y esto nos entrena a hacer lo mismo en cada área de la vida. Una iglesia que trata el día del Señor a la ligera (lo cual es típico en algunas de las llamadas “mega iglesias” de los Estados Unidos de América y de Gran Bretaña, incluyendo algunas que dicen ser “reformadas”), y que no le importa que los creyentes vayan al restaurante después del culto de la mañana, y después procedan a la diversión y al entretenimiento, jugando al golf al aire libre, o haciendo alguna otra cosa así y permitiéndose una gran variedad de actividades de ocio, es una iglesia que le niega a sus miembros una ordenanza inmensamente profunda que da forma y moldea su carácter cristiano. Si sometemos nuestros planes personales a Dios en su día, entonces nuestras vidas y prioridades serán ordenadas más diligentemente y de una forma más consciente para Cristo todos los demás días de la semana.

Deberíamos notar las palabras que Dios dijo a Moisés respecto al maná en Éxodo 16:4 (incluso antes de dar los mandamientos). Dios dijo que el arreglo para recoger el maná fue dado “para que […] pruebe [al pueblo] si anda en mi ley, o no”. El día del Señor es una prueba de obediencia que nos reta cada semana de nuestras vidas a obedecer, de forma alegre y voluntaria, la voluntad del Señor. Si hacemos caso omiso, colapsamos en un estilo de vida cristiano centrado en uno mismo, egoísta y autoindulgente, como muchos han caído ya. El día del Señor es tanto un día de oportunidad espiritual como una salvaguarda espiritual para toda la vida.

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* Se refiere al domingo, que es el día en vamos a la iglesia.

¹  Juan 5:1-18; Lucas 4:31; 6:6-11; 13:10-17; 14:1-5.



-Extracto tomado de “Acuérdate del Día del Señor”, SWORD&TROWEL, p. 8-11, Dr. Peter Masters

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